Investigadores han identificado una línea de tiempo sobre cuándo el mejor amigo del hombre pudo haber emigrado hasta América del Norte basándose en un fragmento de hueso de un perro de 10.000 años encontrado en el sureste de Alaska.
El fragmento de fémur, más pequeño que el tamaño de una moneda, fue descubierto por sorpresa mientras los científicos estudiaban cómo los cambios climáticos durante la Edad de Hielo afectaron la supervivencia y los movimientos de los animales, según un estudio dirigido por la Universidad de Buffalo.
Los investigadores estaban secuenciando el ADN de una colección de cientos de huesos encontrados en la región hace años cuando se dieron cuenta de que el pequeño hueso, que originalmente se pensó que provenía de un oso, contenía ADN de un perro que vivió hace unos 10.150 años y cuya historia evolutiva comparte el linaje de los perros siberianos de hace 16.700 años, según el comunicado.
“Todo esto comenzó con nuestro interés en cómo los cambios climáticos de la Edad de Hielo afectaron la supervivencia y los movimientos de los animales en esta región”, relata la bióloga evolutiva de la Universidad de Buffalo, Charlotte Lindqvist, autora principal del estudio publicado el martes en la revista británica The Royal Society. “El sureste de Alaska podría haber servido como una especie de punto de parada sin hielo, y ahora, con nuestro perro, creemos que la migración humana temprana a través de la región podría ser mucho más importante de lo que algunos sospechaban anteriormente”.
Los perros fueron domesticados en Europa hace entre hace 32.000 y 18.800 años. Ahora, los hallazgos sugieren que los perros emigraron por primera vez a las Américas hace unos 16.000 años, según el estudio.