El 9 de noviembre es un día histórico para Alemania, tanto en el buen como en el mal sentido: con un acto en el Palacio de Bellevue este martes, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier recuerda la ambivalencia de este día en la historia alemana.
El día representa tres fechas decisivas: El 9 de noviembre de 1918, Philipp Scheidemann proclamó la República desde una ventana del edificio del Reichstag; la monarquía era algo del pasado. El 9 de noviembre de 1938 pasó a la historia como el día de los pogromos nacionalsocialistas y representa la persecución y el exterminio de los judíos. Y el 9 de noviembre de 1989, la caída del Muro de Berlín dio paso a la unificación alemana.
Según la Oficina del Presidente Federal, Steinmeier quiere impulsar una conmemoración institucionalizada periódica del 9 de noviembre que esté a la altura de los tres acontecimientos. Esto ha faltado hasta ahora, añade. A pesar de su gran peso histórico y emocional, a pesar de su carácter contradictorio – o precisamente por ello -, el 9 de noviembre sólo desempeña un papel secundario en la memoria pública actual y que para Steinmeier, el día es un ” asunto de extrema importancia”.
En 2018, el presidente alemán había calificado el 9 de noviembre como un “día contradictorio” en un discurso en el Bundestag. Es un “día brillante y a la vez oscuro, un día que nos exige lo que siempre formará parte de la visión del pasado alemán: la ambivalencia de la memoria”.