Argelia, uno de los principales proveedores de gas y otros productos básicos de España, anunció la suspensión de las actividades comerciales con el país ibérico. Previamente, había dejado sin efecto el Tratado bilateral de Amistad que los une con lo cual la ruptura diplomática es inminente.
Hace menos de un mes, el jefe del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, cambió radicalmente la posición nacional de 40 años respecto al conflicto histórico del Sáhara Occidental, en línea con las recomendaciones de la ONU de respeto al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, y de forma unilateral informó por carta al Rey Mohamed VI de Marruecos que España respaldaba la solución propuesta por el país alaui: Convertir al Sáhara en una zona autónoma vinculada al Estado marroquí.
Argelia tomó la acción como una afrenta diplomática y reaccionó de inmediato, sobre todo tras la aparición de Sánchez el pasado miércoles en el Parlamento defendiendo la vía que España asumiría en los foros internacionales.
Su respuesta fue tajante: suspender el convenio, congelar el comercio y reivindicar el derecho de “autodeterminación del pueblo del Sáhara” a través de su presidente, Abdelmadjid Tebboune
La Unión Europea ha enviado varios mensajes al mandatario para expresar su preocupación por la situación, pero Argel ha ignorado sus pedidos.