Los cantantes de inteligencia artificial (IA) son tendencia en las redes con versiones de antiguas melodías de gran pegada. Sin embargo, algunos expertos han advertido de posibles violaciones a los derechos de propiedad intelectual y al de terceros.
Amantes de la música han renovado canciones muy populares de antaño con la tecnología de IA. Tras pasar por un entrenamiento, estos intérpretes imitan el tono y el ritmo único de las famosas voces, tanto que es casi imposible distinguir el humano de la máquina.
La IA también ha avanzado en otros campos como la pintura y la programación con un impacto cada vez mayor en la vida de los seres humanos desde la aparición de ChatGPT. Este contexto da pie a nuevos problemas relacionados con la protección de derechos e intereses legítimos de las personas.
La última cantante IA, muy popular de la noche a la mañana, hace las veces de la intérprete singapurense Stefanie Sun. La estrella virtual tiene en su haber decenas de canciones de otros famosos.
El robot primero entrenó con varios datos de voz de Sun y luego realizó modificaciones y los afinó para convertirlo en un modelo que sustituye la voz de otros cantantes.
Muchos aficionados de Sun aseguran es muy difícil distinguir entre la voz real y la creada por IA.
Además de su voz, también se utilizaron sus fotos para crear la imagen virtual.
El fenómeno ha llevado a algunas personas del ramo a especular si el uso de las canciones de Sun para entrenar a un robot sin autorización viola las leyes de derechos de autor. Otros se preguntan si se trata de una infracción al derecho de imagen de la estrella. Los cibernautas se mostraron preocupados por el riesgo que conlleva la capacitación y aprovechamiento de las voces humanas.
Según la ley de propiedad intelectual, si el entrenamiento de la inteligencia artificial con voz humana y la generación de canciones derivan en fines no comerciales, lo más probable es que no infrinja derechos. Sin embargo, si su destino es la publicación en las redes, primero es necesario contar con el permiso pertinente de letras y composiciones musicales, el acompañamiento y los materiales de vídeo usados, declaró el lunes You Yunting, socio principal y abogado especializado en propiedad intelectual del estudio Debund en Shanghai.
No obstante, según el Código Civil, la formación de la inteligencia artificial con voz humana y la generación de canciones requieren la autorización de la persona cuya voz se utiliza y su no obtención puede considerarse una infracción de derechos personales, añadió You.
Zuo Xiaodong, profesor de la Escuela de Asuntos Públicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, apuntó que los intérpretes de IA son esencialmente la aplicación de tecnología de síntesis profunda lo que puede acarrear el problema de que el uso no autorizado de la voz de alguien en aplicaciones de IA violen potencialmente derechos e intereses de la voz imitada.
La voz, al igual que el rostro, también posee atributos personales, y el acto de imitar, falsificar o explotarla puede en principio vulnerar derechos personales y de propiedad, agregó Zuo.
El desarrollo de la inteligencia artificial hasta cierto punto traerá consigo nuevos problemas con retos y cuestiones éticas y legales a medida que siga avanzando, alertaron los observadores.
El pasado noviembre, la Administración del Ciberespacio de China, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información y el Ministerio de Seguridad Pública publicaron una normativa sobre la gestión de la síntesis profunda en los servicios de información de Internet. Además, el Comité Técnico Nacional de Normalización de la Seguridad de la Información está enfocado en el desarrollo de normas nacionales, en concreto especificaciones de seguridad para dicha tecnología.
En abril, el regulador del ciberespacio dio a conocer el borrador de “Medidas de gestión para los servicios de inteligencia artificial generativa” para su consulta pública. Este propone que las organizaciones y personas que presten servicios con productos de inteligencia artificial generativa de chat, texto, imagen y sonido asuman la responsabilidad del contenido creado.
De descubrirse o tomar conocimiento de vulneraciones a los derechos de rostro, reputación, intimidad personal o secretos comerciales de terceros, así como a los requisitos dispuestos en el borrador, se deberán tomar medidas para detener su generación y evitar males mayores.
El plazo de consulta pública concluyó el 10 de mayo.