Dos colores lo definen, el verde de sus campos y el dorado, que con frecuencia exhiben sus embajadores. Tierra fértil por excelencia, cuna de talentos por naturaleza. Tan altas como sus montañas son los sueños de sus hijos.
Punto de encuentro entre los océanos Pacífico y Atlántico. Región en la que las semillas del deporte florecen a diario. Recorrer su suelo es rememorar las hazañas que han enmarcado la historia de Colombia. Diferente, especial, único. Ese es el Urabá antioqueño.
Apadrinarlo es un compromiso, apoyarlo es un deber. Dos acciones que materializó esta semana el ministro Ernesto Lucena con su presencia en Turbo y Apartadó, en el marco de la puesta en marcha de programas deportivos que además de fortalecer la formación integral, le apuestan a la construcción de país. Presencia institucional en la Colombia profunda que evidencia una de las premisas del Ministerio del Deporte, “del escritorio al territorio”.
Acompañado por dos grandes anfitriones, Caterine Ibargüen y John Jairo Tréllez, el ministro le dio un nuevo impulso a la transformación social en los municipios de Apartadó, Carepa, Chigorodó y Turbo, con el deporte, la recreación y la actividad física como herramientas para lograrlo.