Por. Enrique Ramírez García
Amigos, hoy mi columna llevaba otro tema muy dado a lo que vive y acontece en nuestro país en las instituciones electorales y de justicia, todo era diferente hasta las 17:00 horas, pero de repente todo cambio de última hora.
Me enteré del fallecimiento de un gran amigo, maestro, hermano, Carlos Acosta Córdova, conocí a Charly en la década de los 80, s llegó a la redacción del Proceso de don Julio Scherer al igual que Gerardo Galarza, Víctor Cardoso, Sonia Morales (QEPD), Isabel Morales, Adrián Chavarría, Juan Antonio Zúñiga y otros grandes amigos que con el tiempo se convirtieron en grandes periodistas.
Con Carlos Acosta, “Charly”, además de la gran amistad que me profesaba me nació el amor por el trago a temprana edad, teníamos grandes tertulias con Guillermo Correa el “Billy”, Alberto Calderón, Darío Haro, Ignacio Ramírez (QEPD), Francisco Ponce (QEPD), Jesús el “PUMA” Yáñez entre ortos grandes amigos.
Carlos, gran economista y maestro en la materia en la Escuela de Periodismo Carlos Septien García, siempre entregado a su profesión al mil por ciento, nos reuníamos a menudo para tomar café o echar trago y mantener unas grandes tertulias.
Era un tipo reconocido por los gobiernos en turno, José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada y Enrique Peña Nieto, quienes lo buscaban y lo invitaba a los Pinos para pedirle su asesoramiento en materia económica para palpar el avance de la economía del país.
No sé si fue mi prematura edad, pero coincidíamos en muchas cosas, el era un verdadero economista y no chingaderas a los que vivimos en la actualidad, era un tipo respetado en el ámbito de la economía y financiero.
Nuestra amistad duró 43 años, hasta el momento de su partida, nos encontrábamos en un café, un restaurante, un bar, un evento, una conferencia, pero en el lugar donde compartíamos y disfrutábamos mucho, mucho más nuestra amistad era en un bar o Cantina.
Prueba de ello y lo puedo comprobar eran esas grandes visitas al Café la Habana en Bucareli y Morelos en el Centro de la Ciudad, ahí éramos atendidos personalmente por el señor Quijano dueño del café y quien más tarde vivió la pesadilla más grande de su vida al perder a todos sus hijos en una persecución de aquella Procuraduría General de la República.
Luego les platicaré en otra columna la muerte de los chicos Quijano, a los cuales sepultaron en un terreno de Ecatepec en una de las cisternas por parte de la gente de Rafael Caro Quintero.
A Acosta Córdova, me une la complicidad de una amistad eterna, sin ambigüedades, sin tapujos, pero siempre con lealtad de las confidencias de un país en crisis, éramos confidentes mutuos y nunca se dio una filtración de nuestras grandes charlas aún y con un estado etílico de ambos.
Con Carlos, crecí, siempre me arropó y me dio los consejos más grandes de mi vida para sobrevivir en este mundo de traiciones, filtraciones y menos precio del periodismo.
Con el pasó de los años nos separamos por cuestiones administrativas y de la vida, pero siempre era un gusto saludarnos y echar trago aún a costa de su salud, era un tipo irreverente, pero siempre con gran cariño a mi persona.
Una de las ultimas veces que nos encontramos fue en la busca de una entrevista con Lorenzo Córdova Vianello, presidente del INE, nunca entendí el porque me buscaba a mi si el cabrón se veía con Lorenzo y ambos cabrones me ignoraban.
Los escuchaba con atención y concertábamos una entrevista de 10 minutos y se extendían un par de horas, les valía madre a ambos que yo les dijera que había concluido la entrevista, seguían y seguían hablando.
Me estresaban, pero a ambos les valía madre, me ignoraban al grado que a mí también me valía madre y dejaba la grabadora trabajando. Ambos se reiteraban su apreció y admiración a cada momento.
Al apagar la grabadora, delante de Lorenzo me decía: tranquilo cabrón, somos amigos o qué, te vale madre, era al único cabrón que yo le aceptaba una mala palabra delante de mi jefe.
Finalmente, la ultima vez que nos vimos hace un par de años fue en una entrevista en su oficina de su colega Ciro Murayama Rendón, consejero del INE, se dieron un entrón chingón en cuestión de economía.
Pero la entrevista fue de un gran respeto al grado que al final de la misma, Acosta Córdova me pidió le tomara una foto con Ciro en su oficina y le pidió le dedicará su penúltimo libro de Ciro, La Economía del Futbol.
Hasta pronto mi querido Carlos, te quiero y siempre seguiré tus grandes consejos, ya no escucharé aquello de…tranquillo pinche Henry.
Alberto Cortez
Cuando un amigo se va
Queda un espacio vacío
Que no lo puede llenar
La llegada de otro amigo
Cuando un amigo se va
Queda un tizón encendido
Que no se puede apagar
Ni con las aguas de un río
Cuando un amigo se va
Una estrella se ha perdido
La que ilumina el lugar
Donde hay un niño dormido
Cuando un amigo se va
Se detienen los caminos
Y se empieza a rebelar
El duende manso del vino
Cuando un amigo se va
Galopando su destino
Empieza el alma a vibrar
Porque se llena de frío
Cuando un amigo se va
Queda un terreno baldío
Que quiere el tiempo llenar
Con las piedras del hastío
Cuando un amigo se va
Se queda un árbol caído
Que ya no vuelve a brotar
Porque el viento lo ha vencido
Cuando un amigo se va
Queda un espacio vacío
Que no lo puede llenar
La llegada de otro amigo
Compositores: Jose Alberto Garcia Gallo. Solo para uso no comercial.
Abrazo mi querido cabrón, haya te veo!!!