Por. Enrique Ramírez García

¡A mis padres Margarita y Arcadio por todas sus enseñanzas!   

Entre delincuentes hay razas, así más o menos lo expresa el célebre dicho mexicano y no es que yo fomente la delincuencia organizada que vivimos en la actualidad ni en otros tiempos, pero si hablamos de lo que está pasando en el país ya que los delincuentes de antaño eran unos caballeros.

Hoy vamos a hablar sobre Efraín Alcaraz Montes de Oca, alias “El Carrizos”, uno de esos delincuentes que “robaban” con guantes de seda y efectuaban el dos de bastos sin lastimar a la gente ni ponían en riesgo sus vidas, algo así como el Jesús Arriaga “Chucho el Roto” de la posmodernidad.

El Carrizos, fue un delincuente connotado y célebre por la astucia y el acierto que obtuvo al robar las casas de los expresidentes Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, el exregente de hierro Ernesto Uruchurtu Peralta y del futbolista “madrileño mexicano” Hugo Sánchez entre otros famosos.

Pero el robo que vistió de gala y escribió un capítulo fenomenal en la historia de la delincuencia en el país fue el perpetrado por el Carrizos aquella tarde de verano de 1972, al pasar con toda la intención por la Avenida San Jerónimo y su mirada se clavó de manera directa a la casona de Magnolia 131, sin saber que pertenecía al expresidente Luis Echeverria Álvarez, no importándole que fuera custodiada por elementos del Ejército Mexicano.

La eterna barda de aquella mansión era el objetivo principal del zorrero (ratero de casas) número uno de aquella época; el segundo punto de importancia era burlar la guardia y custodia de los soldados mexicanos apostados en la calle de Magnolia, que recorrían la eterna calle arriba y abajo sin quitar la vista de la casona.

En su mente, el Carrizos, imaginaba el mejor golpe de su vida y poder contar a sus compañeros de “profesión” su mayor logro sin saber quién era el afectado, dando pie al análisis e investigación del terreno a pisar en los próximos días, con la idea de no utilizar la violencia y ver el momento de saltar para poder introducirse a la casa sin ser visto por los militares en turno.

Llegó el día esperado y el Carrizos se apostó afuera de la casa y sin ser visto, espero pacientemente el gran momento para ingresar a la casa del expresidente, el botín logrado fue mucho mayor a lo esperado por este delincuente quien llenó un par de costales con dinero, joyas, centenarios y muchas cosas más, huyendo con ello de la zona y burlando por segunda ocasión la vigilancia de los soldados del Ejército Mexicano.

Al darse a conocer el hurto, los policías de investigación de la Dirección Federal de Seguridad, encabezados por Fernando Gutiérrez Barrios y Miguel Nazar Haro, se abocaron por orden presidencial a la investigación del robo en casa de Echeverria Álvarez, ubicando inmediata al Carrizos en la zona de Tepito, ya que el modus operandi del robo lo señalaba de manera directa y debido a su expertis no había otro con esas características.

Fue presentado y acusado ante las autoridades correspondientes del robo en la casa de Luis Echeverria, pero lo hurtado ya no fue posible recuperarlo en su totalidad ya que había sido vendido en el mercado negro por el Carrizos.

Después de su reclusión por el robo a la mansión de San Jerónimo, salió nuevamente en libertad y al reincidir como zorrero, el Carrizos, fue detenido el 14 de octubre de 2008, cuando tenía apenas un año y medio en libertad.

El Carrizos fue detenido una vez más al ser denunciado ante los policías del sector por los dueños de una casa ubicada en la lateral de Periférico Norte, colonia Pradera, delegación Gustavo A. Madero, quienes lo vieron ingresar al llegar a su domicilio.

Aunque usted no lo crea, este delincuente se disculpó públicamente ante la ciudadanía por el robo efectuado y dijo; me siento “apenado” por ser acusado de perpetrar un robo “tan menor”, el delincuente se defendía: “Ahora me acusan de que me robé unas llaves españolas de un carro, de una casa y unas chucherías, ¿creen ustedes que yo me haiga (sic) metido a robar eso a una casa, díganmelo así sinceramente todos, creen que al haber tenido tantas joyas? “Ustedes que han visto lo que ha pasado por estas manos”.

Cuando fue detenido, Efraín Alcaraz Montes de Oca, ocultó su identidad a los policías en turno, dijo llamarse Eduardo Piña Gómez, pero al revisar su ficha en el Ministerio Público se pudo conocer que se trataba del gran Carrizos ya que los medios de comunicación presentes en la barandilla lo ubicaron al arribar al MP.

Un tipo sin igual, al aprovechar la presencia de los reporteros de la nota roja, el Carrizos, afirmó que los delincuentes jóvenes no tienen códigos de ética y manejan una violencia desbordada.

Posteriormente, el exsubprocurador de Averiguaciones Previas Desconcentradas de la PGJDF, Luis Genaro Vázquez, dijo en 2008 que la última vez que el Carrizos había ingresado a prisión fue en 1995 por robo y asociación delictuosa.

Después de todo esto, el Carrizos salió nuevamente de prisión y nunca más se volvió a saber de su paradero, quedando todo en un gran misterio del zorrero número uno de la época de los 70 y 80.

Finalmente, en la actualidad no hay robo que en cualquiera de sus modalidades deje uno o varios muertos, se dejó atrás aquella frase del Carrizos cuando daba a conocer la falta de ética o profesionalismo del delincuente en no lastimar a sus víctimas.

Hoy la delincuencia organizada tiene un gran padrino que les permite realizar cualquier tipo de tropelías sin que los encargados de la seguridad lleguen a molestarlos o incomodarlos, este gran personaje vive en el rumbo del Zócalo capitalino y hasta el momento no los ha acusado con sus mamás para ya no delinquir.

Por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *