Por. Enrique Ramírez García

Después de varios años de acuerdos, consensos y una gran lucha por mantener la democracia en el país, nació el Grupo San Ángel en el cual participaron José Woldenberg Karakowski, Miguel Ángel Granados Chapa, José Agustín Ortiz Pinchetti, Santiago Creel Miranda, Adolfo Aguilar Zínser, Tatiana Clouthier, Carlos Fuentes, Vicente Fox, Amalia García, Elba Esther Gordillo, Enrique Krauze y Demetrio Sodi de la Tijera, entre otros.

Así nació en 1994 el Instituto Federal Electoral con la consigna de arrebatar al gobierno federal el control de las elecciones en el país y así poder dar certeza y legalidad a los procesos electorales, aquellos en los que el único ganador por cerca de 70 años ganaba y arrasaba el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

El primer grupo encargado de regresar la autonomía y confianza al órgano electoral en 1994-1996 estuvo integrado por Santiago Creel Miranda, Miguel Ángel Granados Chapa, José Agustín Ortiz Pinchetti, Ricardo Pozas Horcasitas, José Woldenberg y Fernando Zertuche Muñoz.

El primer paso llevado a cabo por estos consejeros ciudadanos fue el retiro del Consejo General del IFE del último presidente del PRI, Jorge Carpizo McGregor y posteriormente del secretario ejecutivo del órgano electoral Felipe Solís Acero.

Consumado este primer paso en la historia de la democracia del país nació un verdadero órgano autónomo llamado Instituto Federal Electoral, el cual se convertiría de manera inmediata en el contrapeso de los gobiernos en turno en materia electoral para dar inicio y cumplimiento a los principios rectores en las próximas elecciones federales y locales: certeza, legalidad, imparcialidad, independencia, objetividad y máxima publicidad.

Con el arribo de José Woldenberg a la primera presidencia del IFE en 1996-2003, la democracia en México tuvo un alza en la credibilidad y confianza de la ciudadanía al poder ejercer sus derechos electorales y así confirmar la validez de su sufragio.

Uno de los golpes de timón dado por Woldenberg en su presidencia en 2002, fue la de obligar a los partidos políticos a asumir el recorte presupuestal asestado al instituto y compartir el recorte en la parte proporcional de sus respectivas prerrogativas ya que pertenecían al IFE.

Algo que a los partidos políticos no les agradó y por lo tanto trataron de demeritar y denunciar abiertamente la presidencia de Woldenberg, a los partidos se les había olvidado que se encontraban inmersos en un nuevo órgano electoral autónomo.

Este golpe dolió en todo su ser a los partidos políticos que una vez más reformaron la ley a su favor…por supuesto y prácticamente pusieron un candado a sus prerrogativas o dineros para nunca más ser tocados por el órgano electoral hasta la fecha con el voto en contra del Plan B.

El IFE-INE han vivido momentos aciagos desde su nacimiento, ya sea por el PRI, PAN, PRD y ahora Morena, los presidentes del máximo órgano electoral en turno han vivido los embates del gobierno cada seis años.

Desde los desencantos de los Amigos de Fox, el Pemex Gate, Caso Monex, “presuntos fraudes electorales” ventas del padrón electoral a Choise Point, violaciones a los gastos de campaña y precampaña, dinero ilícito a las campañas y otras linduras, el Instituto se ha visto golpeado por aplicar las sanciones correspondientes.

El consejero presidentes del IFE, Luis Carlos Ugalde (2003-2007) ha sido el más afectado en su encargo ya que después del proceso electoral federal del 2006, fue destituido de su puesto a solicitud del PRD en la Cámara de Diputados por un presunto “fraude” electoral en contra de Andrés Manuel López Obrador.

Cierto, muy cierto, ahí nació una animadversión del candidato tabasqueño en contra del árbitro electoral, lo acusó hasta la fecha de “robarle la elección de 2006”. López Obrador ha manipulado a sus huestes a tal modo que en ese año tomó las calles de la ciudad de México y nació la ya famosa frase “voto por voto, casilla por casilla”.

El 20 de noviembre de 2006, López Obrador, cumplió su sueño y fue nombrado por sus militantes presidente “legitimo” en el Teatro de la Ciudad y por primera vez en la historia de México tuvo una presidencia alterna y nombró esa misma noche en el mismo teatro a su gabinete y, aun así, continuó con el golpeteo al árbitro electoral.

El rencor y venganza de Andrés Manuel siguió al alza, ya no pudo aceptar o soportar el nombre del Instituto Federal Electoral y por medio de sus allegados en la Cámara de Diputados, pidió una nueva reforma electoral la cual se le cumplió y por lo tanto vino un cambio de nombre en el instituto.

En el 2014, nace el Instituto Nacional Electoral y se nombra a los nuevos integrantes del consejo general encabezados en la presidencia por un joven abogado de nombre Lorenzo Córdova Vianello para el periodo 2014-2023, en dicha elección López Obrador participó abiertamente y aceptó el nombramiento por el PRD, ya que el nuevo presidente del instituto era hijo de su gran amigo Arnaldo Córdova.

Al asumir sus funciones como presidente del INE, López Obrador, pensó que los dados estaban cargados a su favor por ser hijo de su gran amigo de lucha social…pero el Lorenzo Córdova le salió respondón.

Al no aceptar acercamiento Lorenzo Córdova con el líder moral de Morena, vinieron las descalificaciones para el presidente del INE y ahora se sumaba a una nueva víctima, al consejero Ciro Murayama.

Después de la elección de 2018, donde el tabasqueño resulta ganador por amplio margen, ya con el poder del Estado en la mano, el presidente de la República ha denostado la imagen del INE y ha amenazado abiertamente tal bravucón y cobarde que es a Lorenzo y Ciro, con el pretexto de su participación de un fraude, no bajarse el sueldo, tener copada a la institución y otras linduras y mentiras que le caracterizan.

Ya para concluir su mandato Lorenzo y Ciro Murayama, el inquilino de palacio suma a una victima más de nombre Edmundo Jacobo Molina y lo acusa abiertamente de mantener una corrupción de 30 años al interior del órgano electoral, aun probándole que miente como respira.

Hoy con la aparición de esta columna concluye el mandato de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama quienes han dado a conocer su regreso a las aulas de la Universidad Nacional Autónoma de México, pero en una gira de trabajo ayer por Tabasco, Adán Augusto López, amenazó a Lorenzo y Jacobo Molina y dijo que viene una investigación para ambos por corrupción.

Señores lectores, ¿pues no que el presidente no guarda rencor y qué su fuerte no es la venganza? Concluye la mejor etapa de la democracia en el país con la salida de Lorenzo, Ciro, Adriana y José Roberto.

Vamos a ver de que están hechos los nuevos consejeros electorales y si traen línea de YSQ.

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