Estados Unidos alcanzó la trágica marca de 800 000 muertes por COVID-19, según datos de Reuters, mientras la nación se prepara para un probable incremento debido al descenso de la temperatura y la presencia de la muy contagiosa variante ómicron.
El número sobrepasa la población del estado de Dakota del Norte.
Pese a la gran disponibilidad de vacunas gratuitas, el país ha reportado más bajas por el virus este año que en 2020 por la variante delta y el rechazo de la gente a inmunizarse.
Desde inicios del año, más de 450 000 personas han fallecido tras contraerlo, esto es el 57 % del total nacional desde el comienzo de la pandemia. Una gran proporción de ellos fueron no vacunados, según expertos sanitarios.
Fue necesario el transcurso de 111 días para que los decesos pasarán de 600 000 a 700 000, según Reuters. Los siguientes 100 000 tardaron solo 73 días.
Entre los miembros del G7, Estados Unidos es el peor parado por muertes per cápita entre el 1 de enero y el 30 de noviembre, de acuerdo con el medio. Su tasa de mortalidad triplicó la de Canadá y es 11 veces más que la de Japón.
Entre los 38 miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), Estados Unidos ocupa la posición 30 por detrás de Hungría, Eslovaquia, República Checa, Lituania, Letonia Colombia, Polonia y Eslovenia.
Reuters señala que Estados Unidos posee el mayor número de muertes notificadas en el mundo, seguido de Brasil e India. Con solo el 4 % de la población mundial, el país representa cerca del 14 % de pérdidas mortales y el 19 % de casos en el planeta con cerca de 50 millones.
Los científicos aún evalúan el impacto de la ómicron y si las vacunas ofrecen protección adecuada. Por el momento, la delta sigue siendo dominante en el territorio. Aproximadamente el 60 % de los estadounidenses tiene la pauta completa de vacunación, de acuerdo con los CDC.