El presidente filipino, Rodrigo Duterte, aprobó la extensión del confinamiento estricto por la COVID-19 en la zona metropolitana de Manila a partir del martes y hasta el 30 de septiembre para controlar la propagación de la enfermedad causada por el coronavirus en el país.
La zona metropolitana de Manila, el punto candente del brote de la COVID-19 en Filipinas, es la mayor contribuyente a los casos confirmados en el país, representando cerca del 57 por ciento de todos los casos.
En la zona viven más de 13 millones de personas y permanecerá bajo una cuarentena comunitaria general (CCG) en las próximas cuatro semanas.
Además de la capital, el presidente dijo que la provincia de Bulacan, en el norte de Manila, la provincia de Batangas, sur de Manila y las ciudades de Tacloban y Bacolod, en el centro de Filipinas, también estarán bajo CCG.
El resto del país estará bajo una CCG modificada más relajada.
“Usen cubrebocas y mantengan la distancia todo el tiempo”, dijo Duterte en un discurso televisado esta noche.
Bajo la CCG, se anima a las personas a mantenerse en casa, en especial a los menores de 20 años y mayores de 60 años, y aquellos con inmunodeficiencia, con comorbilidad y las mujeres embarazadas.
Las concentraciones masivas tampoco están permitidas ni las clases cara a cara o en persona.
Tiendas de abarrotes, farmacias, bancos y establecimientos esenciales permanecen abiertos.
Filipinas tiene ahora 220.819 casos confirmados de la COVID-19, incluidos 157.562 recuperaciones y 3.558 muertes.