Las autoridades en Japón han hecho sonar la alarma por coronavirus, instando a la población a tener cuidado en vista del aumento en el número de casos de la variante ómicron en aeropuertos y comunidades.
Trenes y aviones se hallan repletos de personas que vuelven a sus ciudades natales para las festividades de Año Nuevo. El martes, muchos funcionarios del Gobierno central y las autoridades locales pusieron fin a sus labores de este año. Sin embargo, la gobernadora de Tokio, Koike Yuriko, indicó que no es momento para ser complacientes.
Koike dijo: “Tenemos que ser conscientes de que las infecciones comunitarias con la variante ómicron pueden ocurrir de manera acelerada debido a que la gente viaja en las vacaciones. Existe el riesgo de una propagación explosiva”.
Se han detectado contagios comunitarios de la variante en siete prefecturas, incluyendo Tokio y Okinawa. El martes se confirmó la primera infección grupal en unas instalaciones de cuidado de ancianos en Osaka. Los expertos advierten que un rápido aumento podría causar la saturación del sistema médico.
Actualmente, el Gobierno está inyectando dosis de refuerzo a los trabajadores médicos. Los ancianos se hallan en el próximo grupo prioritario. Las autoridades planean permitir que se reduzca el intervalo entre la segunda y la tercera dosis de la vacuna, que actualmente es de siete meses.
En todo el país se confirmaron 385 nuevas infecciones de coronavirus el martes. Un récord de 69 de ellas fueron en estaciones de cuarentena en los aeropuertos.