Las Naciones Unidas, la Unión Europea y otros piden el fin de la violencia mortal en Kazajstán e instan a ambas partes de los disturbios a actuar con moderación.
Las protestas contra el gobierno continúan en toda la nación de Asia Central por un aumento en los precios del combustible.
Según los informes, los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en la ciudad más grande de Almaty han dejado decenas de muertos y muchos otros heridos. Más de 2.000 personas han sido detenidas.
En un comunicado, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, instó el jueves a todos, incluidas las fuerzas de seguridad y los manifestantes, a abstenerse de la violencia y buscar una resolución pacífica de las quejas.
Bachelet dijo: “Las personas tienen derecho a la protesta pacífica y la libertad de expresión. Al mismo tiempo, los manifestantes, sin importar cuán enojados o agraviados estén, no deben recurrir a la violencia contra los demás”. También instó a las autoridades kazajas a restablecer de inmediato las conexiones a Internet, diciendo que son vitales para los servicios de atención médica de emergencia durante la pandemia de coronavirus.
Josep Borrell, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, también expresó su gran preocupación en su publicación de Twitter. Escribió: “Se deben garantizar los derechos y la seguridad de los civiles” y que “la UE está dispuesta a apoyar para abordar esta crisis”.
El gobierno británico dijo en su comunicado que condena los actos de violencia y la destrucción de bienes. Pidió a las autoridades kazajas que respeten sus compromisos con la libertad de expresión.