La pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19) obligó al fútbol mexicano a adaptarse a una “nueva normalidad”, en la que prevalecen las estrictas medidas sanitarias y los juegos a puerta cerrada, debido a que los decesos y contagios por la nueva enfermedad continúan en aumento en México.
El 15 de marzo pasado, la presidencia ejecutiva de la Liga Mx (primera división), en colaboración con la Secretaría de Salud mexicana, decidió suspender todos los partidos de fútbol en el país latinoamericano, a unos días de haberse registrado el primer caso local, el 28 de febrero.
En abril, México lanzó la primera liga virtual de fútbol como una iniciativa para hacer más ameno el confinamiento, en la que participaron jugadores profesionales. Si bien el protocolo incluyó evitar aglomeraciones, así como el contacto físico, el lavado constante de manos, uso de cubrebocas, entre otros cuidados, los casos de COVID-19 lograron alcanzar a más de un centenar de jugadores y entrenadores de los clubes mexicanos.
Para los jugadores, enfrentar la pandemia no ha sido fácil, pues han tenido que pasar por distintas etapas durante los últimos meses, empezando por el confinamiento y entrenamientos en casa.
“En el confinamiento, teníamos llamadas con ‘zoom’ con el preparador físico para mantenernos en forma, tenía una bicicleta estática que usaba y trataba de comer bien y, conforme fue pasando el tiempo, tuvimos que hacer rutinas alejados de la gente para poder recuperar un poco el ritmo”, dijo a Xinhua Juan Carlos García Sancho, futbolista profesional.
Por su parte, el director técnico del conjunto Cimarrones, Gabriel Pereyra, afirmó que la pandemia ha modificado la vida de todos en distintos aspectos por lo que, en el fútbol, se trabaja para que los jugadores no entren en depresión o no presenten ansiedad al salir a la cancha.
“Pretendemos que ellos (los jugadores) se puedan desarrollar de la mejor manera, seguros y que se sientan lo mejor posible”, comentó a Xinhua el estratega argentino.
Desde hace casi seis meses, los estadios mexicanos lucen vacíos y desolados pues la lealtad y la pasión de sus aficionados se ha quedado en casa debido al distanciamiento social por la COVID-19.
Mauricio García es uno de los hinchas que se mantiene a la espera de noticias que anuncien el regreso de él y de miles de fanáticos a los grandes estadios de México.
“Pensé que esto de las restricciones en el fútbol iba a durar unas cuantas semanas, y ya llevamos seis meses. Sin duda, se extraña ir los fines de semana al estadio a apoyar a nuestro equipo”, dijo a Xinhua el joven de 25 años, quien es fanático del Cimarrones.
De acuerdo con autoridades sanitarias de México, los estadios podrán volver a tener gente hasta noviembre o diciembre, fecha en la que se prevé que el semáforo cambie a color amarillo, es decir, cuando exista una disminución en el número de hospitalizados por más de dos semanas consecutivas.
Sin embargo, hasta el momento, el semáforo permanece en naranja en gran parte del país, es decir, se registra alto nivel de contagio entre la población mexicana.
Según el último reporte de las autoridades sanitarias, México registra hasta este martes un total de 65.241 defunciones y 606.036 contagios por COVID-19). Fin