Por R. Aideé Aguilar Esquivel
El debate actual en México versa sobre si se deben de retirar los monumentos que hay en diferentes partes del. país, sobretodo en la Ciudad de México.
Esto surgió después de que la alcaldesa de la ciudad, Claudia Sheinbaum, manifestara que se quitaría el monumento a Cristobal Colón que estaba ubicado en la Avenida Paseo de Reforma. Con la intención de restaurarlo, pero también dijo que era buen momento para reflexionar sobre la representación de la estatua; ya que tiene una carga y legado cultural de colonización y esclavitud.
Con ello se ha especulado la intención de que se quite de manera permanente o que la vuelvan a poner.
Ahora bien, el debate está abierto. Pues no sería la primera ocasión que se retira un monumento que tenga una carga o representación de violencia en algunas partes del mundo y, por supuesto, en el país.
Algunos académicos han analizado si se deben de quitar o no los monumentos de personajes que hayan cometido genocidio, esclavitud u otro tipo de violencia.
Hay quienes no están de acuerdo en que se retiren pues sería negar parte del pasado, de la historia que hemos vivido como humanidad. Otros apoyan esta postura pero con la idea de darles un enfoque educativo que vaya encontra de la historia oficial, hegemónica y colonial que nos han enseñado desde la educación básica.
También han argumentado en que se deben de preservar solo por su valor artístico. A su vez se ha mencionado que si se retirarán los monumentos, probablemente la sociedad no tuvieramos conocimiento de los acontecimientos históricos, etc. El argumento fuerte de quienes apelan a la idea de que sean retiradas las estatuas y monumentos que simbolicen y perpetuen hechos de violencia, es que justo nos han enseñado la historia oficial, construida por los gobernates o una elite que determinó qué es lo que se debe de enseñar, qué es lo que la población debe saber.
Ese saber hegemónico alude y aplaude a un proceso de colonización, marcado por el exterminio de personas, de costumbres, de culturas, la negación de la existencia de la otredad, que actualmente sigue introyectado en el pensamiento del ciudadano a pie. Tan claro está que en México el rechazo, la negación de oportunidades, la discriminación hacia grupos minoritarios sigue presente y, estas actitudes, son el resultado de ese colonialismo.
Para finalizar, vemos ideas dicotómicas: ¿se deben o no retirar los monumentos simbolos de violencia? Ya vimos algunos de los argumentos de ambas posturar. Aquí intentaremos dar una opinión con base en los analizado. Para empezar es importante reconocer que esos monumentos tienen todo una carga simbólica de nuestro pasado y, el error, ha sido que la historia se enseñado de manera equivoca, esa es la razón del porqué se exhiben dichos monumentos.
La sociedad mexicana sabe de ese pasado colonial, gracias a que se ha enseñado desde la educación básica y reforzado con los símbolos nacionalistas. Si se retiran los monumentos, la población aún conocerá de nuestro pasado y de esos personajes puesto como ya mencionamos, es parte de la historia oficial.
El que sigan exhibidos esos monumentos como actualmente los vemos y conocemos sí perpetua ideas equivocadas, lo que se tendría que hacer es resignificar las estatuas, los monumentos, mostrar y hacer una confrontación de la historia oficial y de que representan, para que así se conozca, de alguna manera, otras versiones de nuestro pasado.
Podrian retirarse esos monumentos y exhibirlos en otros espacios públicos donde se narre el por qué se exhibían en avenidas o calles y el por qué se retiraron para mostrarse con otra perspectiva. De esta manera, el valor artístico que puedan tener no se pierde, pero más importante, serían producto de reflexión y concientización para la sociedad.