Muy buenas tardes, honorables diputadas, honorables diputados. Con el permiso de la Mesa Directiva, quiero mandar un saludo respetuoso a la coordinadora y a todos los coordinadores de los grupos parlamentarios; en particular y a la distancia al presidente de la Junta de Coordinación Política, Mario Delgado, que como se sabe está en cuarentena por haber sido contagiado por COVID-19.
Acudo el día de hoy a esta Asamblea como Director General del Instituto Mexicano del Seguro Social, en el marco de la Glosa del Segundo Informe de Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Pero también como integrante de esta LXIV Legislatura sé de la importancia que le otorgan a la rendición de cuentas, más aún, cuando lo que se va a informar son acciones para combatir una pandemia que se ha convertido en el reto civilizatorio más grande de nuestra generación y quizá de varias por venir.
De tal forma, quisiera concentrarme en eso. Compartirles lo que estábamos haciendo en el IMSS antes del COVID, lo que estamos haciendo durante la pandemia, y lo que haremos después de la emergencia sanitaria.
En mayo del 2019, cuando el Presidente López Obrador me nombró Director General, su encargo fue muy claro: mejorar la calidad de la atención en el IMSS. Hacer más cortos los tiempos de espera para una consulta de especialidad o para una cirugía. Enfocarnos en la prevención y disminuir la saturación en las área de urgencias. Había que cambiar el rumbo. Contratar más personal, formar más especialistas e invertir en la infraestructura física.
Para lograrlo, emprendimos tres estrategias principales:
El Programa de Unidades Médicas de Tiempo Completo: para ampliar los horarios de consultas y cirugías programadas los fines de semana; lanzamos una histórica convocatoria para cubrir 10 mil 794 plazas de nueva creación. La mitad de ellas para este programa y la otra mitad para fortalecer la atención en otros servicios como urgencias.
Ante el riesgo de cerrar el 2019 con subejercicio, se reasignaron 2 mil millones de pesos para equipamiento como resonancias magnéticas, angiógrafos, tomógrafos, mastógrafos, sistemas de oxigenación, microscopios para neurocirugía, entre otros, estos equipo en su mayoría, no se renovaba desde hacía 10 años.
Y para preparar a más médicos especialistas, en 2020 crecimos en 43 por ciento el número de becas para residentes. Pasamos de 5 mil 443 a 7 mil 814.
De las obras de infraestructura que recibimos, 56 estaban emproblemadas y sin claridad en los tiempos de conclusión. Hoy 33 de ellas ya están operando y 13 están en proceso.
Orientar al IMSS hacia su vocación de salud debía reflejarse también en la operación. En septiembre de 2019 lanzamos una convocatoria, una convocatoria abierta para concursar las 35 delegaciones estatales con tres criterios: ser personal de salud, con trayectoria directiva en el Instituto Mexicano del Seguro Social y ser de las mejores o los mejores calificados en un examen de oposición. Algo muy importante: fue un proceso paritario y en febrero tomaron posesión 17 mujeres y 18 hombres al frente de las delegaciones del IMSS.
Enfocados en ese proceso de transformación, desde China recibimos las noticias de la existencia de un nuevo virus. Y sabíamos que en México, ante el escenario de una pandemia, el IMSS tenía que estar a la altura.
Dos temas se volvieron prioritarios. El primero: romper cadenas de contagio. Así nació el Permiso COVID, una incapacidad a distancia para evitar desplazamientos, otorgada a 90 mil 122 asegurados. Las recetas resurtibles, para dotarle a pacientes con enfermedades crónico-degenerativas de tres recetas y evitar su exposición al acudir a recoger sus medicamentos. Al día de hoy hemos surtido 12.5 millones de estas recetas, mientras en 2019 se entregaron 3.3 millones y además logramos surtir 110 mil recetas directamente en los domicilios de los derechohabientes.
El segundo tema, el más desafiante, evitar la saturación hospitalaria que veíamos en otros países. La instrucción del Presidente López Obrador fue muy contundente, nadie que lo requiriera se iba a quedar sin atención. Para ello nos propusimos maximizar la capacidad a través de reconvertir unidades, espacios y camas en el Seguro Social.
Con los datos que se tenían de la enfermedad y el perfil epidemiológico de nuestra derechohabiencia, en coordinación con las otras instituciones del sector y, desde luego, con los gobiernos de los Estados, diseñamos e implementamos el Plan Estratégico del IMSS para la atención de la contingencia.
El Seguro Social cuenta, en total, con 32 mil 947 camas censables en sus hospitales, y necesitábamos reconvertir 16 mil 118, casi la mitad, para atender a pacientes con COVID. Esta es la forma como lo hicimos.
En la Fase 1 (del 27 de febrero al 23 de marzo) se reconvirtieron 20 hospitales y mil 225 camas.
En la fase 2: (del 24 de marzo al 21 de abril) se reconvirtieron 110 hospitales y 5 mil 228 camas.
En la Fase 3: (del 21 de abril a la fecha) se han reconvertido 184 hospitales, lo que permitió alcanzar 14 mil 866 camas, incluyendo la reconversión de los 80 hospitales rurales del IMSS-BIENESTAR.
Un hecho que quedará en las páginas de la solidaridad del Seguro Social fue la apertura de sus puertas a la población no derechohabiente. El 2 de mayo solicité al Consejo Técnico del IMSS la autorización al amparo del artículo 216-A de la Ley del Seguro Social. Al día de ayer, habíamos atendido a 31 mil 905 personas sin seguridad social.
Así pues había que crecer más. Para ello, tres estrategias:
Uno. Expansión en unidades nuevas que estaban detenidas y sin fecha de inauguración. Los Hospitales Generales de Zona de Bahía de Banderas y Tapachula en marzo; Atlacomulco en junio y Ciudad Acuña en agosto. Y el de Villa Coapa, aquí en la Ciudad de México, rehabilitado por el sismo, en abril. Ahí sumamos 335 camas más.
Dos. Habilitación de camas en instalaciones no hospitalarias. Con la Fundación Teletón ocupamos los Centros de Rehabilitación Infantil de Ciudad Nezahualcóyotl, Iztapalapa y La Paz, en Baja California Sur.
En mayo entró en operaciones la unidad temporal del Autódromo Hermanos Rodríguez con 218 camas adicionales.
Además se instalaron unidades temporales en Lindavista; en Oblatos y en Apodaca. También usamos hospitales completos en comodato, como el Santa Cecilia en Monterrey y otros modelos semitemporales como el de la Margarita, en Puebla. Esto permitió crecer 499 camas adicionales.
Y en ultimo no por eso menor importancia, los Hospitales de expansión. Sumamos 418 camas más con la construcción de 11 unidades hospitalarias de 38 camas cada una. Logramos esto solamente en 80 días y se trata de infraestructura que se queda para el IMSS después de la emergencia. No son temporales. Así fue como llegamos al numero que tenemos hoy de 16 mil 118 camas.
Hay que tener claro que la cama hospitalaria y el ventilador mecánico no son elementos aislados, constituyen un núcleo de salud que requiere de equipo humano capacitado y protegido.
De los 447 mil 536 trabajadores totales que tiene el IMSS; 320 mil pertenecen a una de las 14 categorías que la OPS identifica como “de salud”. De esos, 27 mil han estado, desde marzo, con permiso para el resguardo domiciliario por formar parte de grupos vulnerables.
Para sustituirlos y para paliar el déficit estructural, se contrataron a 30 mil 444 trabajadores por tiempo determinado para atender COVID, lo que ha permitido cubrir las plantillas de los hospitales de expansión y también los turnos vespertinos, los nocturnos y la jornada acumulada de fin de semana.
El reto era protegerlos. Durante las primeras semanas de la emergencia competíamos contra el resto del mundo en la adquisición de equipos de protección personal. Había que calcular la cantidad y el tipo de equipo para cada persona de acuerdo a su función; cuidar la calidad de los insumos y mecanismos eficientes de distribución y capacitación.
Hubo protestas, fueron legítimas y las atendimos. En marzo, el mes más álgido, llegaron a ser 40. Pero debo decir que gracias al esfuerzo de un gran equipo, que incluye en cada hospital, a binomios de médicos y enfermeras que reciben, registran, verifican la calidad, administran y distribuyen los equipos de protección personal; logramos estabilizar su abasto.
Hoy tenemos garantizada la distribución semanal de 783 mil respiradores, 1.1 millones de cubrebocas, 159 mil gogles y caretas, 1.2 millones de pares de guantes y 1.2 millones de batas. Insisto, esto es la distribución por semana.
También se fortaleció la capacitación: 279 mil 637 trabajadores han sido capacitados, entre ellos 95 mil enfermeras y enfermeros y 74 mil médicas y médicos, incluidos los que se han ido sumando últimamente.
Además de los EPPs, había otras dimensiones de protección, una de ellas, la económica. Para reconocer el esfuerzo de nuestro personal, en abril se creó el Bono COVID, un sobresueldo del 20 por ciento a quienes atienden en la primera línea. Y las Notas de Mérito para quienes cambiaron de servicio, de hospital o de estado donde trabajan.
Al 20 de octubre ambos estímulos han beneficiado a más de 225 mil trabajadores. Ha sido una erogación de 2 mil 590 millones de pesos.
Otros desafíos de protección al personal que no quiero dejar de mencionar son las acciones para su protección ante agresiones –como el resguardo de nuestras unidades por la Guardia Nacional– el alojamiento en hoteles y en otras instalaciones como Los Pinos; el transporte gratuito y el programa de apoyo psicológico y salud mental que ha atendido a 73 mil 470 trabajadores en terapia grupal e individuales.
Todo esto es lo que ha permitido que un cuarto de millón de contagiados hayan sido atendidos en el IMSS, de los cuales, casi 100 mil fueron hospitalizados en una de nuestras camas, atendidos por uno de nuestros médicos y médicas, enfermeras y enfermeros, que hicieron todo lo que estaba a su alcance para salvarlos. A ellas y ellos, los que no han parado, los que siguen ahí, los que se han contagiado, los que han perdido la vida, a todas y todos, nuestro agradecimiento y reconocimiento hoy y siempre. El país está en deuda con ustedes.
Permítanme concluir diciendo qué sigue. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el 90 por ciento de los países ha sufrido interrupciones de los servicios esenciales desde el inicio de la pandemia. En promedio, en el mundo, la atención regular de algunos padecimientos se redujo en 50 por ciento y el tratamiento de las enfermedades no transmisibles en un 69 por ciento.
En el IMSS, en lo que va del año, se han otorgado 8.3 millones de consultas de especialidad, 53.4 millones de consultas de medicina familiar, 12.4 millones de consultas en urgencia y 640 mil intervenciones quirúrgicas, lo que equivale a una reducción promedio no mayor al 30 por ciento con respecto al mismo periodo del año pasado.
Por eso, para atender simultáneamente la pandemia que aún no ha terminado, y también la operación regular, diseñamos la Guía de Continuidad para garantizar los servicios en las unidades médicas del IMSS que incluye: fortalecer la orientación médica telefónica, el uso de la teleconsulta además de la mencionada estrategia de hospitales de tiempo completo y la ampliación de jornadas médicas quirúrgicas. Se está considerando el incremento de 6 mil 462 plazas permanentes de personal médico para 2021.
Y quiero decirles también que cada hospital, cada unidad, es el centro de trabajo de alguien a quien hoy llamamos héroe. Por ello para 2021 se aprobó en el Consejo Técnico el presupuesto más grande en la historia del Seguro Social para mantenimiento y conservación de unidades; son 6 mil 135 millones de pesos para iluminación, calefacción, aires acondicionados, calderas, impermeabilizaciones, sistemas de seguridad, elevadores, tomas murales de oxigeno y gases medicinales, cocinas, comedores y vestidores, así como residencias. Esto significa espacios seguros, dignos y funcionales para quienes han arriesgado la vida por salvar la vida de los demás.
Estimadas diputadas y diputados, estas son algunas de las acciones que hemos realizado durante la más grande y grave crisis de salud pública que la humanidad entera haya enfrentado en los últimos cien años.
No es todo lo que hacemos en el IMSS. Y las próximas semanas serán claves: seguir atendiendo a todos los pacientes pediátricos con tratamiento oncológico hasta que logremos mejorar su sobrevida; garantizar el surtimiento de nuestras casi 200 millones de recetas anuales con un nuevo esquema de adquisición y distribución sectorial; conseguir la meta de administrar 14.4 millones de vacunas de influenza antes de que acabe el año, prepararnos para la vacuna de COVID y entender y atender las secuelas que deja la enfermedad.
Pero además hay otra tarea igual de importante aunque menos visible. Aprender de esto. Reconocer que las condiciones de nuestro sistema de salud y sus consecuencias en la salud de nuestra derechohabiencia, nos hizo más vulnerables frente al virus. De ahí la urgencia de un modelo de atención más preventivo, menos curativo, uno más comunitario y menos individualista. Más seguro y más social.
Una visión radicalmente preventiva de la salud. Esa fue una de las razones que impulsaron el nacimiento del IMSS hace 77 años; hoy la pandemia nos debe recordar que debemos retomarla para garantizar el crecimiento y el futuro de la más grande institución de seguridad social que tiene nuestro país. Por su atención muchísimas gracias.