La flota de barcos, aviones y robótica marina de la misión estudiará los remolinos oceánicos y otras características escurridizas cerca de la superficie que tienen una gran influencia en el clima.
Cuando el buque de investigación Bold Horizon zarpó de Newport, Oregón, a principios de octubre, se unió a una pequeña armada de aviones, drones y otras naves de alta tecnología que perseguían la física cambiante del océano.
El Experimento de Dinámica Oceánica Sub-Mesoscale ( S-MODE ) de la NASA está convergiendo en un parche de mar a 110 millas náuticas de la costa de San Francisco. En el transcurso de 28 días, el equipo desplegará una nueva generación de herramientas para observar remolinos, corrientes y otras dinámicas en el límite aire-mar. El objetivo: comprender cómo estas dinámicas impulsan el toma y daca de nutrientes y energía entre el océano y la atmósfera y, en última instancia, ayudan a dar forma al clima de la Tierra.
Quizás las características más conocidas de la “sub-mesoescala” son los remolinos ricos en fitoplancton, o remolinos , que se pueden ver en espiral a través del océano desde los satélites de la Tierra en órbita.
“Algunas de las mejores imágenes de los remolinos de sub-mesoescala del océano provienen de fotografías tomadas en las misiones de vuelo espacial Apolo”, dijo Tom Farrar, científico de la Institución Oceanográfica Woods Hole en Massachusetts e investigador principal de S-MODE.

La misión S-MODE de la NASA trae una nueva generación de herramientas de observación para estudiar las corrientes superficiales del océano, ilustradas aquí, y otras dinámicas en el límite aire-mar que dan forma al clima de la Tierra.Créditos: Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA
Estas características son difíciles de analizar porque, con una extensión de hasta 6,2 millas (10 kilómetros), son más grandes que cualquier embarcación pero más pequeñas que las regiones que normalmente se estudian con mediciones satelitales. Infundidos con energía, pueden cambiar en cuestión de horas. Farrar dice que la capacidad de los investigadores para modelar estas dinámicas en una computadora ha superado su capacidad para abordarlas en el mar, hasta hace poco.
Este trabajo es importante porque, si bien la capa superficial representa solo alrededor del 2% del océano, desempeña un papel muy importante en el sistema climático. Es allí, en el límite aire-mar, donde se intercambian nutrientes, gases y calor, un proceso llamado intercambio vertical.
El proceso no se comprende completamente y las observaciones de S-MODE pueden ayudar a reconciliar las diferencias entre los modelos actuales. Las implicaciones para la ciencia del clima son significativas. Según algunas estimaciones, el efecto neto de los remolinos de submesoescala en el intercambio vertical de calor es un orden de magnitud mayor que el desequilibrio energético del planeta relacionado con el efecto invernadero.