Una nave espacial de la NASA ha entrado en una región previamente inexplorada del Sistema Solar: la atmósfera exterior del Sol, o corona. El tan esperado hito, que ocurrió en abril pero se anunció el 14 de diciembre, es un gran logro para Parker Solar Probe, una nave que vuela más cerca del Sol que cualquier misión en la historia.
“Finalmente hemos llegado”, dijo Nicola Fox, director de la división de heliofísica de la NASA, ubicada en la sede de la agencia en Washington DC. “La humanidad ha tocado el sol”.
Ella y otros miembros del equipo hablaron durante una conferencia de prensa en la reunión de la Unión Geofísica Estadounidense de esta semana en Nueva Orleans, Luisiana. Un artículo que describe los hallazgos aparece en Physical Review Letters.
En muchos sentidos, la sonda solar Parker es un contrapunto a la nave espacial gemela Voyager de la NASA. En 2012, la Voyager 1 viajó tan lejos del Sol que se convirtió en la primera misión en dejar atrás la región del espacio dominada por el viento solar, el flujo energético de partículas provenientes del Sol. Por el contrario, la sonda Parker está volando cada vez más cerca del corazón del Sistema Solar, de frente hacia el viento solar y hacia la atmósfera de nuestra estrella. Con este nuevo asiento de primera fila, los científicos pueden explorar algunas de las mayores preguntas sin respuesta sobre el Sol, como cómo genera el viento solar y cómo su corona se calienta a temperaturas más extremas que las de la superficie del Sol.
“Este es un gran hito”, dice Craig DeForest, físico solar del Southwest Research Institute en Boulder, Colorado, que no participa en la misión. Volar hacia la corona solar representa “una de las últimas grandes incógnitas”, dice.